
El apio es remineralizante y si por algo destaca esta generosa hortaliza compuesta en un 95% de agua, es por que aporta varios minerales importantes para el cuerpo como el hierro, fósforo, calcio, potasio, cobre, azufre, aluminio, silicio, magnesio, zinc y vitaminas A, B1, B2, B6, B9, C, E, K, PP.
Ayuda a mejorar la digestión y estimula la producción de saliva y jugos gástricos. Además tiene la propiedad de ser un laxante natural y es muy eficiente contra el estreñimiento. Previene los gases y neutraliza el exceso de las bacterias encargadas de la fermentación intestinal. Comiendo apio con frecuencia lograrás regularizar todas las funciones del intestino, en forma suave y natural.
Sirve como relajante gracias a su contenido en vitaminas B1, B2 y B6, este vegetal actúa como un eficaz tranquilizante y sedante. Por sus efectos relajantes, alivia muchos dolores de cabeza, contracturas y calambres. Por sus minerales alcalinos orgánicos, tiene un efecto relajante del sistema nervioso, siendo ideal para personas con ansiedad, trastornos relacionados al estrés e insomnio.
Su aceite esencial tiene propiedades antibacterianas, las cuales ayudan a combatir infecciones en riñones causadas por virus o bacterias. En algunos procesos gripales y bronquiales ayuda eliminando catarros y flemas, además de ejercer una acción expectorante.
El apio puede prevenir la hipertensión, gracias a uno de sus compuestos, el ftalido, sustancia que le confiere su peculiar aroma, ya que esta sustancia relaja los músculos lisos de los vasos sanguíneos ampliando su diámetro.